La vida en Nogales existe entre el patrimonio y la naturaleza. Sus múltiples espacios llenos de historia en sus murallas, así como los diversos bosques y páramos, componen un perfecto panorama para unas vacaciones para todos los gustos.
Esta localidad, fue bautizada por los cientos de árboles de nogal ubicados en donde hoy se emplaza su centro cívico, fortaleciendo una identidad ligada profundamente a la flora autóctona de la ciudad.
Su turismo rural se mezcla con la aventura debido a sus diversos paisajes montañosos, distribuidos en grandes cerros perfectos para hacer trekking y donde se puede disfrutar de la calma del valle, el canto de las aves autóctonas y hasta vestigios de civilizaciones indígenas. En ellos, destaca el sector El Garretón y el sector Palos Quemados, ambas puertas de entrada a la Cordillera de la Costa, así como diversos tranques, todos con vasta presencia de árboles nativos.
Además de algunas ruinas existentes en estos lugares, su fuerte arraigo histórico motiva varias celebraciones que durante el año son colmadas por sus visitantes, quienes disfrutan de los espectáculos que reflejan sus raíces más tradicionales, como carreras a la chilena, exposiciones de artesanía local, rodeos y otras competencias folclóricas, en especial en la Semana y Peña Folklórica comunal, Carnaval comunal de Verano y Fiestas Patrias.
Finalmente, su distinguido patrimonio cultural vive en valiosas construcciones, como en la Casona del Padre Mateo, cuya restauración ha estado en manos de comunidades escolares de la zona.
También destaca la parroquia Santa Isabel de Hungría, que data de 1922 y se edificó como una réplica exacta de un templo húngaro. Finalmente, resalta la capilla San Pablo de La Peña y la ex Hacienda Los Nogales, casa patronal adornada de estatuas, esculturas e imponentes palmas chilenas.